El trazo de la cotidianeidad: una reseña pseudoacadémica de NEW CONSTRUCTION: TWO MORE STORIES by Sam Alden

Cuentos gráficos

En su libro “Ordinary Affects” (2007), Kathleen Stewart entiende los afectos ordinarios como aquellos puntos donde la experiencia del día a día y la intensidad se encuentran o, tal como ella lo pone, como ‘aquello de lo cual las vidas íntimas, aparentemente, están hechas’. Stewart, expandiendo las ideas de Gilles Deleuze, define lo ordinario como la capacidad de afectar y ser afectado que le da a la vida diaria la calidad de una moción potencial, casi imperceptible pero continua, que recorre las ‘relaciones, escenas, contingencias y emergencias’(1) que la construyen. Es justamente esta fuerza que corre por debajo (fuerza que, para Deleuze, sale a relucir en el arte visual) y que surge en los intersticios, aquella que, para Stewart, deja entrever los afectos que componen nuestro mundo. Tal como ella lo pone,

[t]hey’re things that happen. They happen in impulses, sensations, expectations, daydreams, encounters, and habits of relating, in strategies and their failures, in forms of persuasion, contagion, and compulsion, in modes of attention, attachment, and agency, and in publics and social worlds of all kinds that catch people up in something that feels like something (2).

New construction: two more stories by Sam Alden, publicada por Uncivilized en 2015, es un ejemplo perfecto de cómo una narrativa gráfica puede capturar la fuerza afectiva de la vida ordinaria. La colección incluye dos cuentos gráficos de mediana extensión: Backyard y Household.

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Backyard, el primero, cuenta la historia de un grupo de jóvenes con un estilo de vida radical que comparten una casa ocupa. Entre ellos, está Molly, quien ha elegido empezar a vivir como si fuese un perro en el patio trasero de la casa.

En este cuento, la acción no es lineal, sino que está intercalada; en cada panel esta empieza, a menudo, a la mitad de una conversación o deja un diálogo sin terminar. No vemos nunca una situación completa (con inicio, medio, fin), sino fragmentos de conversaciones, roces, miradas o, en palabras de Stewart, afectos ordinarios. De hecho, el desplazamiento de los acontecimientos es bastante similar al movimiento de una cámara cinematográfica, como si esta se pasease por la casa, recorriéndola sin ninguna dirección, capturando momentos alternativos y fragmentarios de las personas que ahí viven.

Y es precisamente desde esta estructura entrecortada, donde el énfasis está puesto en los detalles de cada página y no en la secuencia, desde donde se crea, primero, la atmósfera de conformismo e inactividad de los jóvenes que habitan esta casa (tanto hacia el comportamiento de Molly, como hacia su vida en general) y, luego, la urgencia de hacer algo al respecto para revertir la situación surreal en la que han sido inmersos.

Household, por su parte, cuenta la historia de la relación entre una hermana y un hermano con un pasado conflictivo, quienes vuelven a vivir juntos después de varios años.

En este cuento, más que en el primero, destaca la técnica de dibujo que utiliza Alden. Es un lápiz grueso, borroso y sobrecargado de texturas aquel que le da al libro un aspecto más de primer borrador que de producto terminado, aquel que apunta hacia las líneas de potencial de ese something coming together al que se refiere Stewart.

De hecho, algo tan sencillo como una marca de lápiz borrado que se deja ver visibiliza la manera en la que el libro ha sido construido, el proceso de creación. Y, al hacerlo, hace evidente lo alternativo, es decir que este podría -también, si se quisiese- ser construido de otra manera. Alden, de este modo, alude a la idea de que los hechos que vemos podrían tomar una dirección u otra: son puntos de presión o eventos banales cuya trayectoria no es fija.

Lo bello de sus comics, entonces, no está en que logran transmitir una historia con la cual unx se identifica, sino en la manera en la que las ilustraciones y los diálogos que los componen reconocen las densidades y texturas de lo cotidiano. La importancia de su obra, por eso, no yace en los significados que construye, sino en las intensidades que genera -en intensidades que se mueven ‘a través de cuerpos, dramas, sueños’ y ‘mundos sociales de todo tipo’ (3).

Muy recomendado 🙂

Bibliografía:

Stewart, Kathleen, Ordinary Affects (Durham: Duke University Press, 2007)

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